Este domingo 26 de febrero se celebra la 89ª edición de los premios Oscar, la gran fiesta del cine y, por supuesto, la gran fiesta de las marcas. Se trata de una gran ventana al mundo y es toda una oportunidad para la gestión de patrocinios, una estrategia de marketing en la que todos (patrocinador y patrocinado) ganan.
En la semana anterior a la gala ya se habían vendido todos los espacios publicitarios disponibles durante la retransmisión. Unos 60 anuncios, repartidos a lo largo de las tres horas de emisión televisiva, generarán alrededor de 120 millones de dólares.
La inversión para aquellas marcas que se lo pueden permitir puede alcanzar cifras muy elevadas: hasta 2,5 millones de dólares los anuncios más caros. Otras prefieren apostar por otro tipo de campañas, siendo igual o incluso más efectivas que los tradicionales spots, para así brillar con su presencia. Por ejemplo, con el patrocinio de regalos o acuerdos con los grandes protagonistas de los Oscar que tienen o pueden tener un nada desdeñable retorno de la inversión.
Recopilamos algunos ejemplos de una acertada gestión de patrocinios relacionados con la gran cita de Hollywood.
La alfombra roja, escaparate de alta costura
Antes de que comience la gala, tiene lugar la alfombra roja: todo un escaparate en el que los diseñadores de moda y joyas exhiben sus creaciones. Son productos que se regalan a las estrellas que los lucen a cambio de que mencionen al autor o marca.
La alfombra roja tiene prácticamente la misma expectación que la entrega de los premios. Saber quién ha vestido a tal actriz, que la clasifiquen entre las mejores vestidas de la noche o que, simplemente gane el Oscar por el que estaba nominada puede dar una altísima visibilidad en medios de comunicación y redes sociales.
Es el caso de Gucci, que en la pasada edición vistió a la ganadora al Oscar a la Mejor Actriz, Brie Larson. En aquella ocasión, además, se cumplió la máxima “que hablen mal, pero que hablen”. El vestido de la protagonista de “La habitación” recibió numerosas críticas en Twitter por ser el “Gucci menos Gucci”. A pesar de este percance, la firma fue la marca de alta costura con mayores ingresos en el año.
Cuando la bolsa de regalo vale 260.000 $
La agencia de marketing Distinctive Assets regala cada año las bolsas de regalo conocidas como “Everybody wins”, valoradas en 260.000 dólares.
Este obsequio cuenta con una estancia de tres días en el Rancho Lost Coast, tratamientos de belleza, manzanas de la marca Opal y un vaporizador, entre otros regalos.
Esta bolsa sólo va destinada a 25 personas: todos los nominados en las categorías de actuación y de dirección. Con esta estrategia de gestión de patrocinios, tal y como indica el nombre de la acción, “todos ganan”. Para los agraciados, es un regalo exclusivo y memorable; para las firmas colaboradoras, un excelente posicionamiento de marca.
La Lego Película y su minuto de gloria
En la edición de 2015 “La Lego Película”, que sólo fue nominada en una categoría (la de mejor canción original), supo aprovechar su minuto de gloria. Sí, al parecer, no fue un patrocinio como tal… pero, si no hubo contratación de por medio, la jugada fue perfecta.
Mientras interpretaban la canción “Everything is awesome”, aparecieron en la pantalla numerosas imágenes de sus propios productos. Pero, sin duda, la gran campaña de patrocinio la efectuaron cuando repartieron entre el público réplicas de la estatuilla del Oscar hechas con piezas de Lego. Miles de fotos y de menciones en las redes sociales convirtieron a la marca en una de las ganadoras de la noche.
Un selfie con un Samsung que hizo historia
Un hito histórico tuvo lugar en la gala de 2014, en cuanto a patrocinio nos referimos. Un simple selfie se convirtió en el tuit más retuiteado de la historia. Ellen DeGeneres apareció rodeada por Bradley Cooper, Meryl Streep, Jennifer Lawrence, Brad Pitt, Kevin Spacey, Julia Roberts y Angelina Jolie en las pantallas de millones de espectadores.
If only Bradley’s arm was longer. Best photo ever. #oscars pic.twitter.com/C9U5NOtGap
— Ellen DeGeneres (@TheEllenShow) marzo 3, 2014
Este hecho de aparente espontaneidad llevaba detrás unos 18 millones de dólares, los que pagó Samsung para que esta foto, tomada con un modelo Note 3, apareciera durante la retransmisión.
Queda claro que hay mucha vida más allá del clásico patrocinio deportivo y que los grandes eventos ofrecen infinitas posibilidades para el marketing. ¿Conoces alguna más?