Establece una comunicación directa con los clientes
Formas, colores y, sobre todo, conseguir diferenciarse de la competencia y atraer la atención de los clientes potenciales son elementos fundamentales de esta ecuación.
Se trata, fundamentalmente, de que el cliente se fije en nosotros y no en los demás, de establecer un vínculo entre la marca y su público objetivo. A esto precisamente es a lo que apela Coca-Cola con sus latas personalizadas.
Por tanto, no se trata solo de la apariencia, del color y la forma. El packaging va más allá creando toda una línea de comunicación, transmitiendo sensaciones y creando vínculos emocionales. Esa relación directa generará casi una “necesidad” que hará que los clientes busquen nuestra marca y no se conformen con ninguna otra.
Otorga imagen y personalidad a la marca
Un packaging bien diseñado cuidará la imagen de marca y estará en consonancia con el resto de nuestros elementos identificativos, como el logotipo o los colores institucionales. Y, al mismo tiempo, trabajará para reforzar nuestros valores corporativos.
No hay una fórmula única para conseguirlo:
- Hay marcas que se basan en reforzar la identidad nacional, como la peruana Inca Kola con sus motivos incas.
- Otras buscan provocar una sensación de naturalidad a través de formas y texturas que recuerdan a las de los ingredientes de su producto, como los envases en forma de frutas que utiliza la marca de mermelada “La vieja fábrica”.
- Los hay también que juegan a la provocación para llamar la atención de los posibles compradores. Es el caso, por ejemplo, de los relojes resistentes al agua que Festina comenzó a vender inmersos en una bolsa de este líquido.
Prácticamente todo es posible. Solo hace falta un poco de creatividad y, sobre todo, no perder nunca de vista la imagen y el mensaje que queremos transmitir. El packaging debe estar en consonancia en todo momento con nuestra identidad corporativa.
Cada cliente es un mundo, no lo olvides
Y, por supuesto, también hay que tener bien presente el público al que nos dirigimos, porque cada colectivo buscará algo diferente a la hora de comprar.
Los niños, por ejemplo, suelen decantarse por productos llamativos, especialmente en lo que respecta a la gama cromática.
Los jóvenes buscan versatilidad, dinamismo e innovación.
Las amas de casa priman la tradición y la seguridad. La vuelta a lo natural y la apuesta por lo ecológico son valores en alza entre este sector de la población.
La tercera edad, sin embargo, prefiere productos de manejo y diseño sencillo, más funcionales.
Tu packaging dice mucho de ti, cuídalo
En definitiva, la elección de un packaging no es una decisión banal. Todo lo contrario. Más allá de ser un mero envoltorio, es tu presentación ante tus clientes y un buen diseño puede marcar diferencias.
Estudia a tu competencia. Conoce bien tu sector y las tendencias que en él imperan. Analiza las preferencias de tus clientes. Cuida tu imagen corporativa y los valores que con ella quieres transmitir. Y, sobre todo, comunícate, transmite emociones y sentimientos, crea vínculos duraderos. Tus clientes lo valorarán y no tendrán ninguna duda de que eres la mejor (y la única) opción.