El rebranding es una de las estrategias que tiene el marketing para renombrar una marca o, incluso, una empresa pero que sigue siendo y haciendo lo mismo.
Muchas veces estos cambios obedecen a un replanteamiento comercial de la marca, otras porque se quiere acabar con una imagen negativa, por cuestiones legales o porque una marca mayor ha absorbido a otra más pequeña o se ha fusionado con otra.
No hay que pensar que el rebranding se limita a cambiar un nombre o el logotipo, en muchos de los casos se busca una nueva personalidad o dar un aire fresco a un público saturado o cansado de lo mismo. Algo que implica en ocasiones una total transformación en el rediseño de su imagen corporativa.
Un cambio de marca no siempre lleva consigo aparejado el éxito. De hecho, un gigante como Coca-Cola fracasó estrepitosamente en los años 80 con el lanzamiento de la marca New Coke.
Otras veces, el cambio no llega al consumidor, que sigue refiriéndose a la marca por el nombre de siempre. Pasa con Starlux, que en los años 90 pasó a ser Doble Caldo Knorr, un nombre que no ha cuajado. Los que nacimos en los años 70 y 80 y estudiamos EGB, crecimos comiendo Petit Suisse de Danone y aún no hemos terminado de asimilar la nueva marca Danonino, es algo que llevamos en el subconsciente.
Y esto sucede con muchas marcas que han optado por el rebranding. Nos resistimos a cambiarle el nombre a Mister Proper y mucha gente sigue haciendo la compra semanal en el Pryca o en el Continente. Algunas incluso se usan para nombrar a productos similares de la competencia.
Esto lleva consigo que, muchas veces, las empresas tengan que gastarse grandes cantidades de dinero para promocionar, no un nuevo producto, sino el cambio a una marca aparentemente nueva.
También hay grandes excepciones. En los primeros meses de 2010, Telefónica decidió montar una pequeña revolución y cambió el nombre de sus productos y servicios por Movistar en España y Latinoamérica, y O2 en Europa, dejando Telefónica como marca institucional. Todo este cambio tan drástico buscaba unificar todos sus productos bajo una misma marca comercial más joven y fresca, alejándose de la mala reputación que tenía entre muchos consumidores. Tuvo éxito y ahora casi nadie se acuerda de Telefónica cuando se queda sin cobertura.
En las empresas de telefonía estos cambios no son extraños. Airtel por Vodafone o Amena por Orange son otros de los ejemplos de rebranding
Si te dicen compras online, la mayoría de las veces piensas inmediatamente en Amazon. Quizá esto no sería así si Jeff Brezos hubiera mantenido el nombre original de la compañía, Cadabra. Afortunadamente, les pareció que era un nombre con una fonética complicada y se optó por Amazon. El nuevo nombre hacía referencia al río Amazonas y se pensó que empezara por la letra A porque aparecería de los primeros en los viejos listados de páginas web.
Laiker – Mahou Sin, Daewoo – Chevrolet, Bio – Activia, Caja Postal – Argentaria, podemos encontrar decenas de ejemplos de cambios de marcas habituales en nuestro día a día, en todos los campos empresariales y comerciales, que tuvieron mucho o ningún éxito.
